Aunque las redes sociales no exigen un pago monetario directo, los usuarios “pagan” con sus datos personales y su privacidad. Estas plataformas recopilan una gran cantidad de información para venderte productos, impulsando así un consumo masivo. Por ejemplo, YouTube decidió eliminar la opción de “no me gusta” como estrategia para maximizar el consumo de contenido y publicidad. YouTube lo hizo recién el año pasado, Instagram nunca los tuvo.